18/1/10

Al acecho

Hace ya varios días que tengo una idea rondándome la cabeza, no sé en donde se me habrá pegado pero fue el pasado martes cuando me di cuenta de que me seguía, estaba cavilando sobre la inmortalidad del cangrejo (tema muy complicado, que ha ocupado a pensadores de todas épocas y culturas) cuando me percaté de ella, ahí mezclada entre los chismes de la gente, no parecía ser una gran idea, por su ropa uno diría que se trataba de una idea simple, si no es que mediocre, una idea como tantas otras que vienen y que van; lo cierto es que no se ha ido.

Comenzó por seguirme como tantas otras antes, no es que sea un gran pensador pero las ideas acuden a mi con frecuencia, por lo general solo tengo que encontrarles una persona mas adecuada y se van, pero no esta, no sé que será lo que quiere, sólo anda tras de mi y se sienta a lo lejos, no es que no me agraden las ideas, pero es que no soporto que me miren de ese modo.

Han pasado dos semanas y la idea me sigue rondando la cabeza, ya trate de ahuyentarla leyendo revistas de espectáculos y viendo programas de chismes pero parece que no tiene ganas de largarse, a estas alturas ya estoy bastante molesto y no estoy de humor para que las ideas me molesten, quiero decir ¿no les ha pasado algo similar? Tener una vida tranquila y agradable sin hacer nada mas que lo que se debe, pero de repente las ideas empiezan a molestar; que si debería tener esto o aquello, que si me merezco esa casa mas que sus dueños, que si el mundo esta mal y que no sé que, lo que si sé es que no voy a dejar que esta idea tan fastidiosa me eche a perder mi vida tan tranquila…

Yo decía que no, pero ya llevo más de un mes con la idea tras de mi y hace un buen rato que pasé el limite de mi paciencia, la otra vez incluso me metí a la iglesia para tener un momento a solas, pensé que el padre seria uno de esos a los que no les gustan las ideas nuevas y que no la dejaría entrar pero resulta que la desgraciada es muy vieja y aunque no la entendió la dejo pasar nada mas por eso, se me quedó mirando por horas ¡y no soporto que me miren!

¡Ya estoy harto! Voy a deshacerme de esa idea…

Hoy es el día; hoy la mataré.

Salí temprano como todos los sábados a dar una vuelta por el parque, me senté bajo el gran roble que esta un poco mas al norte del quiosco, normalmente en este lugar me llegan muchas ideas bastante simplonas que se van pronto y se que de un momento a otro llegara ella.

¡Ahí esta!

Se acercó despacio, tratando de sorprenderme por la espalda, la vi y no le di señales de ello, se movió otro paso, otro, uno mas; me abalancé sobre ella y la comencé a estrangular, se revolvió entre mis manos y trato de librarse ¡vaya que aguantaba! Me di cuenta de que para matar una idea se debe despedazar desde el centro mismo así que le atravesé el corazón con la espada aguda que saque de mi boca; la razón definitiva de su imposibilidad.

Nada sirve tan bien contra una idea tanto como un argumento bien clavado entre sus costillas.

Me sentí jubiloso por haberlo logrado, ahora solo tenia que esconder el cuerpo, entonces vi acercarse una pareja de ancianos y me alejé, temiendo que descubrieran mi crimen pero ellos se pasaron de largo, sólo alzaron distraídamente los pies para no tropezar con el cuerpo, pero ni siquiera lo miraron.

Había olvidado que a nadie le importan las ideas muertas

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